miércoles, 25 de abril de 2012

Los pro y contras de un Startup

Yo, como buen pollo que he sido toda mi vida, me meto sin saber. Y llego. Y me siento más pollo que nunca. Llego atrasado, sin ningún conocido que me apañe, sin donde sentarme, sin que nadie me diga "esto es así, asá" y me pongo nervioso, así que empiezo a ensayar como león enjaulado mi pitch. Me digo: "hey, ya te lo sabes, qué más vas a ensayar?". Y me contesto: "hey, estás seguro que te lo sabes?". Así no se puede, me digo. No puedo tener dos voces en mi cabeza. ¿No les ha pasado a ustedes?

En fin, presento, me va a bien, 6 tipos se me acercan, y me entusiasmo, gente creyó en mi idea, y qué rico, vamos pa'elante. Pero espera. Para un poco. Ahora mi idea la sabe mucha gente, y no precisamente gente que tenga algún grado de relación con la idea. No sé bien si la entienden, si la respiran. Ninguna de ellos escribe, ni vive en redes sociales. Son muy ingenieros, me digo. Dios, en qué me metí, pienso. Y resulta que después de dos días de trabajo a medias, mi idea gana. Y ahora todos felices. Me entrevistan, hay euforia, pero también desconcierto. Ahora hay que trabajar en serio. Y con tipos que conoces hace 48 horas. ¿No será mucho?

¿Qué quiero decirles? Que no se apuren, que sus ideas, aunque son sólo ideas, tienen que estar en las manos correctas, y son ustedes los que deben decidir eso. A veces por querer ir tan rápido y subirte a la ola a tiempo, haces todo sin pararte a pensar.

Los Startups son buenos, pero no perfectos. Yo sobreviví a uno y me gustó la experiencia, pero lo mejor, es que ahora si aparezco en un segundo, sabré mejor cómo enfrentarlos.